La Ciudad

“Las joyas de la abuela”, el último recurso para conseguir efectivo: un mercado en crisis

La venta de oro y alhajas es el último recurso en busca de conseguir efectivo en medio de la crisis. Pero la cotización está en baja y hay poco movimiento en los comercios del ramo. "Muchos ya habían vendido las joyas de la abuela", aseguran.

 

 

Las reservas se acaban y, en época de crisis, se buscan alternativas para generar billetes para pagar las cuentas y llegar a fin de mes. A los créditos personales se le suma la financiación con las tarjetas de crédito -nada aconsejable por los economistas- y la venta de oro, las famosas “joyas de la abuela”. Sin embargo, esa opción parece haberse agotado.

“Compro oro”. El cartel en neón rojo o escrito sobre el vidrio se repite en los negocios ubicados en la calle Belgrano, las conocidas joyerías y relojerías que comercializan el preciado metal.

“Está todo parado, hace dos días que no hago caja”, contó Luis, que está en el negocio “hace muuucho”. “Muy pocos vienen a vender, porque yo solo compro para después vender al mayorista que lo funde. La gente ya vendió todo lo que tenía”, describió.

A su entender, la situación está “muy mal” y ejemplificó con que “hasta bajó la cotización del oro. El año pasado estaba a $6 mil el gramos, ahora $4200”.

La arteria céntrica ostenta una fisonomía distintas, con los espacios destinados a lo decks gastronómicos desiertos, ya que en los últimos días levantaron las mesas y sillas instaladas allí.

Al 2100 de Belgrano, Rómulo regentea una joyería y relojería desde “hace 40 años” y esa experiencia le permite definir a la situación actual como “la peor que vi, ni en el 2001 estábamos tan mal”.

“Nos mató que no pasen más los colectivos -explicó- y ahora también el cierre del casino. Mirá, no vendo ni los anillitos esos a 4 mil pesos, y muchos de los que vienen a vender oro se enteran acá que no es oro”.

El hombre insistió con que “ésta zona está muerta, hay mucha malaria, nunca vi una cosa así”.

Otro mundo

En la histórica galería 2001, frente al casino, ahora la mayoría de los rubros comerciales se enfocan en los telefonos celulares, tanto en su venta como en la reparación.

“Ésta era la galería del oro. Los jugadores cuando se quedaban sin guita cruzaban y empeñaban los Rolex o las pulseras de oro. Ahora todo cambió”, reseñó José, que dijo ser testigo de esa época y ahora debió reconvertir el negocio que heredó de su papá.

Sin embargo, uno de los comercios de la galería que dan a Buenos Aires todavía se ocupa del rubro. Con pocas palabras negaron que haya aumentado “la comercialización” del metal precioso y se quejaron porque está “todo parado”.

Con 35 años en el rubro, desde detrás de la mampara protectora de su local de Belgrano al 2100. Marcelo aseguró que “lo del casino es un mito. Pasaba que el que ganaba venia y compraba alhajas de oro, reloj, pulseras y el encendedor Dupont, porque eran cabuleros. Después cuando perdían venían y lo vendían”.

Actualmente, la situación “cambió completamente. Vienen con lo último que les queda: aritos abridores de oro, cadenitas, las alianzas, que pesan entre 2 y 3 gramos. Y lo peor es que muchas veces esas cosas no son de oro”, describió.

“Ésta es una época particular -añadió- y en en épocas particulares salen a vender todo, lo que les queda. Muchos ya habían vendido las ´joyas de la abuelas´”.

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